Despacio.
Apresúrate despacio.
Anuda momentos de escaleras y vías,
de relojes que se tropiezan colina abajo,
de pulsos al hierro;
pero al compás de la calima,
cuajando la huella de cada paso.
Despacio.
Respira.
Contempla.
Escucha.
Espera.
Camina, no corras,
no mueras un día
sin haber pisado la vida.
José Luis Alcalde, Avenencia, gráfica digital,2014
Ya sé
que cuando sacan petróleo de una guerra
no están pensando en metáforas.
Sin embargo fíjate,
ahora que quedó claro que el capitalismo salvaje
es un epíteto,
como los mercaderes hacen con el libre mercado
prosopopeya
y convierten la democracia en una hipérbole,
y convierten la democracia en una anáfora,
y toman el gobierno del pueblo en antítesis
y administran sus intereses con un símil
y gestionan los países como empresas
y exhortan a las naciones con un apóstrofe
y se dirigen a electores y votantes
y arengan a consumidores y clientes
y reclutan mano de obra
y alistan todas las metonimias
y las llaman cascos azules
y las llaman boinas verdes
y decretan el comienzo de las perífrasis
y declaran
el envío de tropas para el inicio
de operaciones defensivas en prevención de un ataque
y dicen eufemismos
y disparan
eufemismos
que provocan daños colaterales
y causan bajas.
Ya sé
que cuando sacan petróleo de una guerra
no están pensando en metáforas.
Ya sé que ratatatatá
no es más que una onomatopeya
sin embargo fíjate
que suena como un oxímoron
de labor humanitaria
en una misión de paz.
Ya sé.
Sin embargo
fíjate ahora en nosotros
recitando
con una paloma como único símbolo
mientras
la poesía
mata.
Sueños de gata.
Pensamiento sucio,
a veces.
Mirada sibilina y
siseante.
Mira y siente,
pero no ve.
La gata saborea
e, insistente,
se seca el pelo
que antes lamió.
Lame, sesuda y,
mientras se limpia,
se asombra
y se asoma
a la vida
tras la reja azul.
Resulta que había series,
existía la posibilidad de una serie.
Uno, dos, tres, cuatro…
Tantos como yo quisiese
o necesitase
o acaso fuese capaz.
Ser capaz es algo terrible,
monstruosamente imposible de adivinar.
Ser capaz es jugar.
Jugar es un país, un huerto, un río,
un cacho de suelo. Podría ser una patria,
tal vez un comienzo.
Jugar es más, es mejor, es sumar.
Siguiendo los pasos de la creación: Poema: Belén Drake ( Ávila) Ilustración: Luis Hernández Blanco (Valladolid) http://www.deshuesado.wordpress.com Voz: Yolanda Vilorio Gómez (Bilbao)
La que aún caliente
recorre de norte a sur
las calles de la ciudad,
derramada en vano
o en nombre del bien
de muy pocos,
también de falsa inocencia
mancha mis manos.
Y no hay
como un zumo matutino
para afrontar
este frío convenio.
Estoy buscando en cajas de cartón la verdadera razón para que te hayas marchado. Creo que jamás entenderé, que jamás veré un porqué me echaste a un lado. Si todo te lo he dado, si nada te ha faltado. Dime, amor mio, ¿En qué he fallado? Para mi has sido sagrado y no acepto que te vas. Que ya no me amas, que ya no estarás
Fue tu decisión partir y no puedo retenerte. Te fui a buscar a la estación de el tren para por última vez poder verte, escondida tras mis oscuros lentes. Vi cuando abordabas y quise detenerte. Mis ojos llenos de lágrimas entendieron que acababa de perderte. Que saliste de mi vida para siempre.
Alcancé a quitarme las gafas de sol, y antes de que partieras, por mas que doliera me acerqué a tu cristal. Rodó por mi mejilla una lágrima de súplica. Me miraste fijo…
Debajo de la corteza terrestre también
a veces un sístole,
a veces un diástole,
un pecho a veces
y una caja torácica siempre
con un enjambre de moscas
saliendo de entre las costillas.
Mira mi rostro, y dime en qué piensas. Sé que no me ves a mí, que no piensas en mí.
Tan sólo piensas en el terror que aguardo en mi interior.
Me ves y no piensas en mí, me ves y sólo rezas por ti, ¡para que no te pase!
Soy un muerto en vida, un pobre e indefenso diablo.
No eres capaz de fijarte en mis ojos, nunca lo has hecho. Pero en ellos, si te fijas, aún reflejan vida, no la tuya, sino la mía, porque hay fulgor en ellos, y el poco centelleo que en ellos hay, evidencian lo que llevo dentro pero, aún hay más, si te fijas, revelan algo que en ti falta y en muchos más.
Respiro, y soy consciente de ello. Porque esos ojos que no ves, ahora están más atentos que nunca.
Me pierdo cuando miro la extraña rama de un viejo árbol, y busco y encuentro rostros en él, como si almas guardara en su interior.
Ahora una simple gota de lluvia la siento en todo mi cuerpo. Mi cuerpo…
Hasta el poco tiempo que tengo lo pierdo a veces en mover los dedos de los pies, y al sentir que están ahí, me río, por majadero, por idiota, y por sentirme de esa forma aún vivo.
Sigo soñando, no creas que he dejado de hacerlo. Que aún me gusta soñar despierto e imaginarme entre sus brazos y en aquél lugar. Sueños que nunca se llegarán a cumplir. Quizás por eso sean los mejores…
Ahora la vida llega a mí como las olas a una apartada orilla. Nunca valoré tanto como ahora el canto de un pájaro, la sonrisa de un niño o sentir el calor del sol sobre mi cara pálida.
La muerte me busca jugando al esconder, y yo riendo la espero.
Estoy buscando en cajas de cartón la verdadera razón para que te hayas marchado. Creo que jamás entenderé, que jamás veré un porqué me echaste a un lado. Si todo te lo he dado, si nada te ha faltado. Dime, amor mio, ¿En qué he fallado? Para mi has sido sagrado y no acepto que te vas. Que ya no me amas, que ya no estarás
Fue tu decisión partir y no puedo retenerte. Te fui a buscar a la estación de el tren para por última vez poder verte, escondida tras mis oscuros lentes. Vi cuando abordabas y quise detenerte. Mis ojos llenos de lágrimas entendieron que acababa de perderte. Que saliste de mi vida para siempre.
Alcancé a quitarme las gafas de sol, y antes de que partieras, por mas que doliera me acerqué a tu cristal. Rodó por mi mejilla una lágrima de súplica. Me miraste fijo y con seriedad dijiste adiós fríamente y te fuiste de mi vida para no volver jamás. En ese tren del olvido que ya no regresará
De mis encuentros pequeños con gente que no quiero, de mis palabras calladas y mis excusas sinceras por irme, alejarme y liberarme. De todo lo indeseable, de mi diccionario de exabruptos, de mis ganas de no repetir el comportamiento tóxico de escuchar venenos y envenenarme, de las pesadillas, los fantasmas enemigos, las garrapatas insidiosas y los vampiros poco elegantes vestidos de marca y dinero. Del que quiera entender, de mi ser hipócrita, de lo peor que me carcome para hacerme claro sabiendo que tejen mentiras suaves arañas de terciopelo. De mis tumbas cavadas y mis muertes anunciadas. De la absoluta mitad de vida que no me gusta y no lucha.